* En castellano abajo
A lot has happened since I left Chile early that Tuesday morning after unintentionally/intentionally missing my flight back to the United States two days before. Prior to this, I had innocently woken up on Sunday morning thinking that day would be my last when my sister Monica texted me: “ANDY, WHERE ARE YOU??? Tita is waiting for you at LAX!!!.” In all my time flying across the Pacific ocean, I had never missed a flight before. I had been telling people that I was leaving on “August 10th” since the beginning of the semester when in reality it was the evening of August 9th. It seems like I had dreaded coming back so much that my eyes were blinded at the moment I checked the ticket for my time of departure. I didn’t have my things packed until the day before, hours before my new flight. My friend had to call in an airport shuttle for me only a few hours earlier. I allowed myself to be irresponsible because I would do anything to stay. Santiago de Chile was my home for a year. A return to gringolandia seemed like an ominous future of gray skies for eternity…
View of Santiago from San Cristobal Hill / Vista de Santiago desde el Cerro San Cristóbal
But, I’ve been quite happy here so far. I always say “so far” like I’m doomed to reverse culture shock and homesickness, however that’s something I experience regularly in more intense and milder forms having lived in 4 countries until now (the perks of being a third culture kid!) Being back, I’m seeing UPS and Tacoma with fresh eyes. Some parts of campus were renovated. I had forgotten the names of buildings and Tacoma streets (and am still learning). I heard that school year 2013-14 was an exciting year with a lot of race talk happening, including the new diversity curriculum requirement (!!!). Kudos to the faculty, students, and staff who initiated it. This year’s freshman class is supposed to be the most ethnically diverse in this school’s history. UPS strives to be better.
After a year of traveling, carrete, adventuring, making mistakes, learning lessons (but also some serious academic work, of course!) my body wanted me to settle down for just a little while. I have amazing professors this semester, all of whom are (or are partially) of color (!!!). I’m taking classes interesting classes: Central American Literature, Race & Multiculturalism in the US context, The Business of Alleviating Poverty, and International Marketing. I also took an Intro to Hiking/ Camping class for which I get activity credit. I’m getting involved in immigration justice efforts, a cause that I care deeply about and that hits close to home. Because of all this I’m also more motivated than I’ve ever been in my time here.
I’ve realized again that the core of UPS is truly our professors. When I find those connections with professors like I have this semester, I realize why I decided to go to school here and why I have decided to stay . Taking the right classes, it can be a personal education. A “liberal arts education.” This is where I’ve learned to think critically and make sense of how I move, and the space I occupy in this crazy microcosm of a world.
There are little things I do to cope with homesickness. I have a latina friend on staff who I get coffee with sometimes. Two of my floor mates are exchange students from the University of Passau in Germany. One of them is half Spanish, and it’s so great to have someone I can regularly speak Spanish with. I live in a supportive environment with an awesome group of girls and a boy in the “Michel Rocchi International District”, an academic-residential floor housed in Commencement Hall that engages students in international issues and activities when they return from/leave for study abroad. Through these things, I’ve found some sense of a “transnational” community.
Fireworks at Log Jam/ Un show de fuegos artificiales durante ‘Log Jam’ (un evento de presentación de las actividades y grupos estudiantiles de la universidad).
Pike’s Place Market with my flatmates/ El mercado ‘Pike’s Place’ de Seattle con mis compañeras de piso
This past fall break I finally got the chance to Skype with some of my best friends I met in Chile. We talked about how returning to our home countries, we aren’t the same people who left. I’m not the same person I was as a sophomore here a year ago. Chile changed me in so many ways that I still continue to realize. I became more myself in my time there, and the whole experience solidified my social identity, my way of life and way of being. It reinforced the affinity I have with Latin American cultures, which because of similarities with Filipino culture just feels like home to me. I made the most amazing friends from Bolivia, Brazil, Taiwan, Germany, Peru, Mexico, Italy, France, El Salvador, Japan, Costa Rica, Colombia, Sweden, and from the Midwest/East Coast of the United States and local Chilean friends. My friend Isabella and I have already talked about having our future children do an interchange, my kid to Brazil and her kid to the Philippines. At some point when I move back to South America the plan is to to crash at her place in Sao Paolo for a month to learn Portuguese. I’m young, the future looks bright, and I will be graduating next May…
I could write about all of this forever, which is why it’s so great that I now have a platform where I can do so!
En Castellano:
Mucho ha pasado después de ese martes por la mañana cuando salí de Chile, tras haber perdido mi vuelo de vuelta a Estados Unidos a propósito/ sin querer, dos días antes. Anteriormente, había despertado inocentemente el domingo por la mañana pensando que iba a ser mi último día cuando de repente mi hermana me manda un mensaje. “¿ANDY, DÓNDE ESTÁS??? TITA ESTA ESPERANDOTE EN LAX (aeropuerto de Los Ángeles)!!! En todo el tiempo que he pasado volando a través de los océanos pacífico y atlántico, nunca he perdido un vuelo. Desde el principio, cuando me preguntaban sobre la fecha de mi salida decía el 10 de agosto, cuando en realidad era el día 9. Parece que temía tanto volver que me quedé ciega al momento de ver la hora del despegue en mi ticket. No hice las maletas hasta el día antes previamente al vuelo nuevo. Mi amigo tenía que llamar al Transvip unas horas antes. Me permitía ser irresponsable porque haría cualquier cosa para quedarme. Santiago de Chile era mi casa por un año. Volver a gringolandia me pareció un futuro ominoso de cielos grises, para una eternidad…
Pero sinceramente, he estado bastante contenta hasta ahora. Siempre digo “hasta ahora” como si fuera condenada a una existencia de choque cultural inverso y nostalgia, pero ya estoy acostumbrada de pasar esto en formas más fuertes y apacibles después de haber vivido en cuatro países hasta ahora. Ya que estoy acá, veo a mi universidad y a Tacoma con una perspectiva distinta. Se renovaron al campus. Se me había olvidado los nombres de los edificios y las calles de la ciudad (sigo despistada, pero aprendiendo!) Había escuchado que el año escolar 2013-14 fue un año muy interesante en mi universidad, con mucho ruido del tema de la ‘raza’ y incluso un nuevo requisito del currículum de diversidad (como tenemos una facultad y alumnado poca diversa en comparación con otras partes del país como California por ejemplo y no refleja la diversidad étnica que queda afuera de nuestra “burbuja”, realmente es un gran problema) . El grupo de novatos de este año es supuestamente el más diverso en toda la historia de la universidad. La Universidad de Puget Sound se esfuerza por mejorar.
Después de un año de viaje, de carrete, de aventuras, de cometer errores y de aprender de ellos (¡pero igual un serio estudio académico en la PUC!) mi cuerpo quería quedarse quieto por un momento y estudiar realmente en serio. Tengo profesores increíbles. Fue todo un milagro y tal vez una muestra de progreso, que al volver todos mis profesores este semestre son extranjeros y de distintas etnias. Estoy tomando clases fascinantes: Literatura centroamericana, Raza y multi-culturalismo en el contexto de Estados Unidos, El negocio de aliviar a la pobreza, y Marketing internacional. También tomé un curso de camping / trekking, por lo que me dan crédito de educación física. Estoy involucrada en esfuerzos de justicia para los inmigrantes, que es una causa que me importa profundamente y que personalmente me ha afectado la vida. Por lo tanto, estoy más motivada que nunca.
Me he dado cuenta de nuevo que el corazón de esta universidad, lo que lo distingue de otras universidades, son los profesores. Cuando encuentro a esas conexiones y relaciones como ha pasado este semestre, entiendo por qué decidí asistir a esta universidad y por qué decidí en quedarme. Con las clases buenas, puede ser una educación personalizada. Una educación de “artes liberales.” Una que me ha hecho pensar críticamente y dar sentido a como muevo, y el espacio que ocupo en este microcosmo loco del mundo en que vivimos.
Hay unas cositas que hago para aguantar a la nostalgia. Tengo una amiga abuela latina, charlamos y tomamos café juntas (Cuando me conoció ella pensó que soy chilena!). Dos de mis compañeras de piso son de la Universidad de Passau en Alemania. Una de ellas es media española así que es genial poder conversar en español. Vivo en un ambiente acogedor con un grupo de chicas muy simpáticas (y un chico) en el “Michel Rocchi International District”, una residencia-academica ubicada en Commencement Hall, que nos hace participar en cuestiones internacionales y actividades antes de que los alumnos se van/ cuando se vuelvan de estudiar al extranjero.
Durante el fin de semana largo por fin tuve la oportunidad de hablar por Skype con unos de mis mejores amigos que conocí en Chile. Conversamos de como al volver a nuestros países, no somos las mismas personas que salieron. No soy la misma persona que yo era hace un año en esta universidad. Chile me ha cambiado en maneras tan distintas y de que sigo dando cuenta durante mi tiempo en Estados Unidos. (¡Déjame ser un poco cursi!..), mi tiempo allá me hizo sentirme más ‘yo’ que antes, y la experiencia en total se solidificó mi entendimiento de mi manera de vivir y de ser. Reforzó la afinidad que tengo con las culturas latinoamericanas, que me siento en casa por las semejanzas que tiene con la cultura filipina. Hice los amigos más increíbles de Bolivia, Brazil, Alemania, Taiwan, Perú, México, Italia, Francia, El Salvador, Costa Rica, Japón, Colombia, Sweden, del medio-oeste y costa del este de Estados Unidos, y mis amigos chilenos. Mi amiga Isabella y yo hemos hablado de que cuando tengamos hijos haremos con ellos un intercambio Brazil-Filipinas. Tengo el plan de quedarme en su casa en Sao Paolo por un tiempo y aprender portugués en unos años. Soy joven, el futuro me parece brillante, y ya voy a graduarme en Mayo.
¡Podría escribir sobre este tema sin parar, por eso que es tan genial que ya tengo una plataforma para compartir mis experiencias! (y que la U me pague a la vez…)